A Golda Meir le conocemos muchas citas sobre el conflicto entre árabes e israelíes. Una de ellas es muy polémica: “El pueblo palestino no existe”. Una afirmación que Mike Huckabee, posible nuevo embajador de USA en Jerusalén, repitió después de una visita por la zona el año pasado. Newt Gingrich, otro político republicano que presumiblemente tendrá un papel importante en la Administración Trump, dijo también en 2011 de los palestinos que “son árabes” y que el pueblo palestino es una “invención”.
Hoy, 129 países (de 193) reconocen a Palestina como Estado, y la paz con Israel pasará por la creación, de una vez por todas, de un Estado palestino independiente. Los palestinos como comunidad nacional, pese a sus divisiones y problemas, son una realidad, pero los orígenes de su sentimiento nacional siguen rodeados de incógnitas.
Palestina y sus gentes
Palestina es el nombre que da el emperador romano Adriano, en el siglo II d. C., al territorio del antiguo reino de Judea, tal como nos recuerda Marcos Aguinis. Antes del nacimiento de Israel, los judíos que nacían en Palestina se hacían llamar “palestinos”; de hecho, la misma Golda Meir dijo que también ella era palestina. La Palestina histórica comprendía igualmente casi toda Jordania -el 80% de la Palestina reclamada tanto por los árabes como por los judíos pasa a formar parte en 1922 del reino de Transjordania-. La palabra Palestina es más antigua que su uso romano y ya se encuentra en los relatos de Herodoto, pero éste refiere su origen a los filisteos, uno de los “pueblos del mar” de los que habla la Biblia, originarios de la Grecia Antigua y de Asia Menor.
Henry Cattan, jurista palestino nacido en Jerusalén, dijo que los palestinos son el pueblo indígena, continuo y original de Palestina, y Mahmud Abás y Saeb Erekat han llegado a usar la Biblia para decir que los palestinos allí estaban antes que los israelitas: “Somos descendientes de los cananeos de Jericó”, dijo Erekat, y acusó a las tropas del conquistador bíblico israelita Josué de quemar a sus antepasados en la referida ciudad. Más allá de la veracidad bíblica, que siemprenos gusta debatir, la teoría de Erekat está muy traída por los pelos, y más aún si se mezcla con la tesis filistea.
Atendiendo al indigenismo de los árabes palestinos, el historiador William Ziff, en su denostadoThe Rape of Palestine, habla de la constante mezcla de grupos humanos que han pasado por y se ha asentado en Palestina:
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